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Paloma Pasajera | Perezosos, polillas y algas: arriesgando el pellejo por el pelaje
Paloma Pasajera (PP)

Paloma Pasajera | Perezosos, polillas y algas: arriesgando el pellejo por el pelaje

¿Por qué los perezosos bajan al suelo a defecar si esto supone un gran riesgo para su vida? Agustín B. Ávila Casanueva nos cuenta cómo se resolvió este enigma evolutivo.

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y
Agustín B. Ávila Casanueva
feb 15, 2025
∙ De pago
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Paloma Pasajera | Perezosos, polillas y algas: arriesgando el pellejo por el pelaje
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🕊️ La paloma pasajera (Ectopistes migratorius), originaria de Norteamérica, fue probablemente el ave más abundante del mundo, pero en tan solo un siglo —durante los años 1800— quedó extinta por un exceso de caza. Esta columna/newsletter toma su nombre para no olvidarlo y que funcione también como paloma mensajera, trayéndoles discusiones sobre el medio ambiente una vez al mes.
Ojalá la disfruten.

“La lentitud, el dolor cotidiano, y la estupidez son los resultados de esta extraña y arruinada conformación”. Cualquiera pensaría que cuando el conde de Buffon profirió estas palabras se estaba refiriendo a su peor enemigo, y no a un calmado y adorable perezoso. Pero no, no contento con su ofensa inicial, remató con “Estos perezosos son la forma más baja de la existencia. Un defecto más y sus vidas serían imposibles”. Si por Buffon hubiera sido, mandaba a todos los perezosos a la guillotina, pero la Revolución francesa aún no sucedía —y para cuando sucedió, Buffon ya había fallecido, y eso le permitió a los revolucionarios sacar su ataúd y robar la tapa para hacer balas con el plomo—.

Ahora, tampoco juzguemos tan duramente a Buffon, finalmente hizo mucho por el conocimiento natural del mundo, planteó por primera vez varios problemas evolutivos —aún antes que el mismo Darwin—, y abogó por una Tierra mucho más antigua de lo que la iglesia siquiera se atrevía a imaginarse. Además, los perezosos parecen no haber tomado demasiado a pecho las palabras del francés.

Pero esto no impide seguirnos maravillando, en este mundo cada vez más estrepitoso, la calma del perezoso resulta casi incendiaria. Su fidelidad a la inercia de la quietud hace pensar que todos sus movimientos han sido calculados sin prisa alguna, que no se va a mover a menos que sea absolutamente necesario. Y es en este punto que se formula uno de los mayores enigmas de estos peludos adornos forestales: ¿para qué diantres bajan de los árboles a cagar?

Foto de Roger Burkhard en Unsplash

Bueno, me dirán que incluso el animal con uno de los metabolismos más lentos —los perezosos son igual de lentos por dentro que por fuera y defecan una sola vez a la semana—- tiene que, en algún momento de su vida, evacuar, y les daría la razón completa. No hay nada más natural —caga el rey, caga el Papa, caga el buey, caga la vaca—. La pregunta es: por qué bajar al suelo para hacerlo. Los perezosos pasan su vida de rama en rama, únicamente descienden al suelo a depositar los resultados de su herbívora digestión. Pero no es solamente la pereza de abandonar las ramas y las alturas, ¿quién no ha intentado maximizar el tiempo bajo las cobijas antes de pararse a ir al baño?, sino que para los perezosos, obrar en el suelo consume cerca del ocho por ciento de su gasto energético diario.

“Cerca de la mitad de los eventos de depredación registrados hacia los perezosos suceden en o muy cerca del suelo.”

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Para seguir sumando a esta paradoja perezosa, la defecación terrestre es un asunto de vida o muerte. Los perezosos y el Tigre de Santa Julia comparten su momento más vulnerable. Cerca de la mitad de los eventos de depredación registrados hacia los perezosos suceden en o muy cerca del suelo. Las ramas les ofrecen seguridad y protección, en el suelo son tan lentos como indefensos. Al menos mueren al lado de su última obra.

Tuve la fortuna —según ciertas creencias populares— de que, en el primer día del año, un pájaro descargara sus intestinos sobre mi hombro izquierdo. Así que no puedo evitar preguntarme, ¿hay alguna complicación aún más letal para que los perezosos no hagan lo mismo, cómodamente colgados de alguna rama frondosa? Al parecer, no. Los perezosos actuales se pueden dividir en dos grandes grupos: aquellos con dos dedos y aquellos con tres. Los perezosos de dos dedos parecen defecar indistintamente desde las ramas o desde el suelo. Mientras que los perezosos de tres dedos lo hacen casi exclusivamente en el suelo.

¿Qué guía estas diferencias? ¿Por qué no hacerlo siempre desde la comodidad y seguridad de una rama? El dilema estaba propuesto, y un grupo de científicos decidió adentrarse en este fértil dilema. Zachariah Peery, Jonathan N. Pauli y sus colegas de diversos institutos estadounidenses fueron a Costa Rica a estudiar a los mamíferos más lentos del mundo e intentar por fin resolver este enigma evolutivo.

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